Septiembre 2018.
Para ir calentando la aventura pirenaica, comenzamos con una ruta circular sencilla, pero no por ello menos bonita.
De 6 km de longitud, unas 2 horas de duración y 300 m de desnivel.
El acceso por la carretera ya nos va poniendo la miel en los labios.
Aún no hemos llegado y desde aquí ya disfrutamos las vistas al balcón de Pineta.
Para llegar a los llanos de La Larri partimos desde el aparcamiento de la pradera de Pineta y nos encontramos todo perfectamente señalizado.
Bueno, pues tempranito listos para comenzar a caminar.
Desde aquí podemos tomar el camino de Marboré o el de las cascadas, que se hace mediante escaleras. Nosotros optamos por hacer la vuelta por las escaleras.
Las vistas a las cascadas del Cinca las podemos disfrutar ya desde el inicio de la ruta.
El comienzo del sendero nos estimula con las vistas al balcón y el pico de Pineta.
Aprovecho para ver más de cerca esos picos. El Pineta, de 2.861 m y a la derecha el Garién, con 2.720 m
Y del cielo, paso a la tierra. Preciosa la Astrantia major.
Impresionantes y afiladísimos riscos.
Avanzamos cuesta arriba por el sendero a tope de vegetación, hayas, helechos y arbustos nos acompañan a lo largo de la subida. Nos tomará unos 40 minutos llegar hasta las pistas de la Larri. A partir de aquí se hace más llevadero.
Este tramo es un poco incómodo.
Puente sobre el río Cinca y cascada.
Y al fin llegamos a la espectacular pradera que es recorrida por el río La Larri.
En la parte derecha de la panorámica, dirección norte, divisamos la Punta Blanca. Y en la parte izquierda de la foto, el circo de Pineta.
La Punta Blanca. Nos dirigimos hacia allá, en busca de la cascada de La Larri.
No sabe uno donde mirar, las magníficas vistas hacia el circo de Pineta nos dejan boquiabiertos.
Monte cilindro con 3.328 m de altitud.
El circo de Pineta con el Cilindro, Monte Perdido, Añisclo, las cascadas del Cinca… qué más se puede pedir.
Continuamos.
Disfrutando cada momento, pues la diversidad de paisaje aquí es un gozo para los sentidos.
Llegamos a las cascadas de La Larri.
Y bueno… ya que llevaba un pulpito en el bolsillo, le di un pequeño baño.
Un ratito por aquí dando vueltas y emprendemos el regreso.
Divisamos unos caballos al fondo. Vaya preciosa estampa.
Dejamos atrás las cascadas y los caballos y emprendemos de nuevo la marcha.
¡Y cómo no me voy a parar a hacer un par de fotos más!
La vuelta la hacemos por el camino de las cascadas compuesto de escaleras. Por cierto, bajada no muy apropiada para rodillas delicadas 😬
Oh, sorpresita final antes de llegar al aparcamiento 😮
Pues ha sido un día fantástico. Una ruta sencilla y con enormes recompensas.
Y ahora, para terminar la jornada, un rato de relax.
¡Hasta la próxima!